Cuánto cuesta tu imagen Cristo, cuánto
las campanas de bronce, el altar de mármol,
cuánto cuesta redimir el alma a tu sagrado corazón
cuál es tu parte en este bien consagrado negocio de la fe.
Son tres años dice la santa cede en tu sacrificio
no es digno, entonces, de ti el hombre que trabaja egoístamente
toda su vida por pan; solo para comer.
Tú te acomodaste en el reino de los cielos
como parlamentario burgués solo por ser hijo de…
tienes la potestad sobre la tierra ve,
ve y destruye templos , santuarios, capillas o véndeselas
a Piñera, luksic o Matte Larraín
en la bolsa o el mercado de influencias te las compraran.
Con el capital asume tu reino, el reino de la miseria
y constrúyeme siete mil soluciones habitacionales
en la misma manzana
y un estadio de futbol pa` l perraje.
Tú que te acomodaste en el reino de los cielos
como burgués en su bergere
sobre nuestras cabezas; como es el feudo al burgo;
la Roma a los esclavos; los gringos al comunista;
el Vaticano a la Iglesia; el estado a la población;
ahí estas, tú al pecador.
Cuántos muertos a tus pies
de los que han rogado tu piedad, inmisericorde,
de los que arrodillados mueren frente a tu altar
por inanición, de sed, frío y terror.
Quién es el pecador;
Ave María madre de dios
cuándo has de liberarnos de tu hijo que nos domina
en la miseria
para que nos des hoy nuestro pan de cada día.
Quién es el pecador, dime tú
tú que vives del clamor acongojado del hombre,
tú que cualquier día, en cualquier momento castigas.
Tú y solo tu rey del lujo
con una piedra de tus templos construyo mi vivienda
como mi familia y me aferro a la dignidad capital.
Quién es el pecador;
tú que eres la justificación de guerras,
matanzas, sometimientos, emancipación,
expansión del reino de dios,
mutilación cultural
homogenización de credo y control social,
tú y tu justicia divina, ¡oh mi Señor!
Tú y tu amable rostro falso
tú que como quien nace en cuna de oro
naciste hijo de “dios”
y por qué yo no o mi hermano, por qué tú.
Aquí llego un día desolado a tu almacén de fe
a rezar por mi autocompasión, autojustificación
aquí, donde mismo se santigua el patrón y el ladrón,
como un sicario ante la virgen de rodillas,
aquí donde viene el empresario a orar por sus negocios
con todos sus socios
los mismos que compran nuestro tiempo
para luego vendernos sus mercancías, feroz, voraz,
aquí me confieso yo también ante ti.
Aquí vengo yo también, a tu catedral
te ruego que me salves, me lo merezco
ya he pagado por mis pecados
en esa alcancía de bronce y doble candado ubicada a los pies de tu altar
a la que llegué de rodillas desde la entrada principal
con todos mis lamentos y la cara más triste que me ha sido posible.
Vengo con toda la fe que en ti no profeso
con las monedas que negué al indigente por tu causa,
¡por tu causa mi señor!
para llegar al cielo, al mismo cielo en el que en paz descansa
Augusto y descansará Sebastián y Lagos Escobar.
martes, 27 de abril de 2010
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